22.1.09

La EscenA que nunca se PusO

Barbijo: Usted debe ser Alberto (saca un cigarrillo y lo prende)
Teresa: ¿Me convida uno?
Barbijo: Es el último.
Alberto: ¿Cómo supo mi nombre?
Barbijo: Lo reconocí.
Alberto: ¿Usted es?
Barbijo: Está su madre adentro.
Alberto: Todavía la espero, acá adentro, casi no te das cuenta del tiempo. (pausa) Cuando querramos ver vamos a estar muertos.
Barbijo: En realidad, yo que usted me iría a casa, con este viento.
Alberto: Le prometí esperarla, no me gusta que ande sola de noche.
Barbijo: Todos vagamos solos en la noche. Es fácil perderse, ustedes, ¿qué buscan? (a Alberto) Debería irse, hágame caso, no se quede, no se quede acá.
Alberto: Tengo ganas de quedarme.
Nicolás: Nosotros, ¿deberíamos quedarnos?
Barbijo: Alberto, no te acordás de nada, ¿no? No te acordás Alberto, andáte, andáte o te vas a arrepentir. Confiá en mí.
Alberto: Tuve un pensamiento feo una vez, tan feo... prefiero olvidarlo... (se lleva algo a la boca) o hacer como si nunca se me hubiese ocurrido. (a Alberto) Estoy esperando a mi mamá.
Barbijo: ¡Tu mamá! La olla era profunda Alberto, ¿no te diste cuenta?
Alberto: ¡Que tipo jodido! No sabe que no voy a ningún lado sin mi mamá.
Teresa: Debería, todos morimos después, y después, qué hacés, ¿te quedás sentado por la eternidad?
Sofía: Yo por eso siempre le digo a él: “no te ates a mí, olvidate a veces que existo”, así no sufre algún día. (Pausa, no ve a Nicolás) Así no sufre algún día.
Teresa: La muerte, a veces nos aleja tanto, otras, nos acerca más que la vida (Silencio) ¿Alguien tiene un cigarrillo? (Nadie) Me acordé de una anécdota. Resulta que en la ciudad donde yo vivo hay un plan de trabajo.
Sofía: ¿También? ¿Es de una epiléptica?
Teresa: No, una mujer que creo que no es epiléptica, estaba dale que dale con el pico y la pala, te hacen trabajar como locos, dale que dale, y de repente, viene uno de atrás y le pega con una pala.
Alberto: (alarmado) ¿Por qué?
Teresa: Parece que tenían algo, no sé se dice que ella lo estaba engañando con una mujer. (pausa) El hombre, que también trabaja en el plan, le empezó a pegar con todas sus fuerzas, ella pudo darse vuelta con el pico, y también le dio, pero en el centro del ojo.
Sofía: Por lo menos la otra era graciosa.
Teresa: Él quedó tuerto, ella todavía no puede respirar bien.
Alberto: ¡Y viven!
Teresa: Son conocidos en la ciudad ahora, parece que volvieron a estar juntos hasta el coordinador del lugar cruzó el pico y la pala con que se pelearon e hizo un monumento.
Sofía: ¿Monumento a qué?
Teresa: Monumento al trabajo será, no sé, pero tienen la sangre y todo todavía.
Sofía: Verdadera obra de arte, llena de vida.
Nicolás: Está muerto.
Teresa: Ellos se pasean orgullosos de quedar en la historia del pueblo. Lo declararon patrimonio cultural de la provincia.

Silencio Apagón.

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